Reconozco que he tenido un caso de duda. Un cliente me ofreció, en su segunda cita, una cantidad diez veces superior a mi tarifa si accedía a follar sin preservativo. Me garantizaba análisis clínicos de todo tipo para demostrar que no tenía enfermedad contagiosa alguna.
La tentación era importante pero me mantuve firme trás pedir consejo médico. Las enfermedades de transmisión sexual son algo serio y no hay dinero en el mundo que valga una vida.
Perdí un cliente. No soportó mi negativa e incluso le sorprendió que la indecente cantidad de dinero que me ofrecía no fuera suficiente argumento. Recuerdo que tuvo una vehemente reacción. Toda la educación que presumía haber recibido se vino abajo sin contemplaciones. Yo no quería entrar en discusión con él y menos aún conforme iba cambiando mi nombre por un despectivo “puta”.
Me alegro de la decisión que tomé y de haber perdido un cliente así.
Tomado del Blog: http://bodydulce.wordpress.com/2009/04/06/nunca-sin-preservativo/ Visítenlo y comenten!
